viernes, 18 de junio de 2021

Pablo Neruda y mi viaje a Machu Picchu

El imponente y hermoso legado incaico de Machu Picchu.

Pensé que sentiría también algo de lo que el célebre poeta chileno luego de visionar la imponente construcción incaica al empezar mi primera visita a Machu Picchu, es decir, sentirme partícipe de su construcción conforme lo relató el chileno universal en sus memorias Confieso que he vivido, donde menciona además que en ese viaje nació su poema "Alturas de Machu Picchu" sobre la mayor herencia arquitectónica incaica.


Imagen de una aparente intrascendente montaña al iniciar visita a Machu Picchu.


Ignoro en qué momento de su visita llegó Neruda a dicha imaginaria conclusión; seguramente al final. Yo, tras mi primera vista de las ruinas solo segundos y metros después de traspasar la puerta de entrada al santuario, pensé que quizá venía exagerando un poco la humanidad la trascendencia de Machu Picchu; de forma atrevida y evidentemente errónea pues, conforme me adentraba al mundo de esta herencia peruana considerada justificadamente una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, descendiéndola física e intelectualmente merced a las explicaciones del guía, dicha percepción rectificó.

El secreto de Machu Picchu

Camino y vivienda de la ciudadela inca.
Porque basta solo con saber que las hoy roídas piedras fueron laboriosamente trabajadas antes de colocarse como eslabones de las construcciones que en su conjunto constituye una de las mayores atracciones turísticas contemporáneas; que existe un sistema de drenaje de los andenes o espacios de las inmensas montañas preparadas para la agricultura, que bien podrían todavía utilizarse porque -entre otras cosas- siguen sin inundarse con las lluvias gracias al ingenioso método de construcción empleado.

Que el sistema de traída de agua desde las montañas circundantes sigue tan efectivo hoy como hace más de 500 años, al igual que los caminos que se conservan como en los días que lo pisoteaban los hombres y mujeres grandes y pequeños que crecían, educaban y vivían en la pequeña ciudad de Machu Picchu; en momentos en los que el gran Imperio Inca se extendía hasta territorios de la actual Colombia y Chile de la mano de las hazañas conquistadoras de sus líderes sobre la base de esencialmente tres normas: no seas haragán, mentiroso ni ladrón.
Piedras hábilmente trabajadas previamente.


El otro legado de Machu Picchu y los incas


Todo lo cual revela que no existe otro secreto para el éxito y el reconocimiento eternos que el trabajo con un pertinente nivel de esfuerzo e ingenio. Que todo lo que el hombre realiza debe estar conforme con el entorno natural que no solo lo alberga sino que además lo complementa. Y que los ciudadanos del Perú pueden llegar nuevamente a elevados niveles de organización y desarrollo como ya lo hicieron sus antepasados y ocurrió además en los territorios que antaño albergó a mayas y aztecas, a egipcios o persas, pasando por griegos o romanos.

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