Alan García. |
Que el Presidente del Perú, Alan García Pérez, haya asistido a una ceremonia por las recientes Fiestas Patrias en una de las sedes de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera del país, ha hecho que divague en torno a los motivos del creciente aumento de feligreses en iglesias no católicas, y en los que vienen empujando a él a hacerlo desde hace un par de años.
En ese afán he primero recordado lo bien que me lo pasé cuando asistí un par de ocasiones a las que habitualmente se celebran en las sedes de Pueblo Libre y Surco en Lima, correspondiendo a una invitación de un amigo perteneciente a dicha congregación, tal vez simple y llanamente por el carácter ameno en que son llevadas a cabo de principio a fin, o por la forma tan espectacular y alegre en que son entonadas las canciones que las suelen acompañar.
Algo que por otra parte extrañaba en muchas de las iglesias católicas a las que frecuentaba tanto en Lima como en Iquitos, y ahora en la mayoría que suelo visitar en España y en especial en Alicante casi todos los domingos; en donde son, en efecto, escasas las que se esmeran en preparar coros y músicos que den entusiasmo y júbilo a sus celebraciones religiosas o misas, y lo que quizá explique en parte las migraciones masivas de feligreses hacia credos evangélicos y demás en las últimas décadas.
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