sábado, 4 de julio de 2009

Inmigración, Tercera Edad y Derechos Humanos

Hace más o menos dos meses, leyendo un artículo en un diario español, comprobé que a su autor le parecía desmesurado el reconocimiento y la celebración que en torno a la película ganadora del Oscar 2009, Slumdog Millionaire, estaba produciéndose en su país natal, India, existiendo constantemente abusos flajantres a los derechos humanos en sus cárceles y/o comisarías.
Al margen de las valoraciones que tal comentario pueda suscitar, quiero sugerir a tal personaje que indague lo que pasa en las comisarías de por ejemplo España; comprobará que pueden ser mucho más frecuentes los abusos que policías infieren a detenidos, de los que hasta hace poco se hicieron eco la mayor parte de medios de comunicación españoles. Hace un par de meses fui además casual receptor de historias de inmigrantes que por estar simplemente en situación irregular, pasan al ser detenidos por la policía más de 24 horas ingiriendo mínimas raciones de alimentos y no pudiendo a veces ni siquiera realizar sus funciones fisiológicas vitales, luego de lo cual la mayoría sólo sale con dirección al aeropuerto al haber sido deportados, en tanto que una mínima cantidad vuelve con suerte a las calles y sus casas aunque con el riesgo latente que la situación vuelva a repetirse.
Si con la vigente ley de extranjeria puede ello producirse, qué será de los inmigrantes irregulares cuando entre en vigencia la nueva ley o directiva europea de extranjería y/o inmigración, la que desde distintos frentes ha sido criticada; tanto en la misma Europa, como en los países de donde provienen la mayor cantidad de inmigrantes.
Y siendo aún más meticuloso, el aludido autor podrá hasta averiguar la manera en que ancianos españoles son maltratados y despojados de sus pertenencias por los mismos compatriotas que los "asisten" en algunos centros públicos destinados a su cuidado; pues oí también de manera casual, cómo uno prefería gastar su pensión pagando diariamente una habitación en un lugar en donde no le brindaban los mínimos servicios que su edad y condición requieren, antes que seguir permitiendo que le hurtarán el dinero que con todo derecho le pertenece.

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