Colegio San Agustín de Iquitos. |
Muchas cosas han pasado desde
entonces, muchos nos hemos casado, otros se han divorciado, otros volvieron a
casarse e incluso algunos han fallecido. Y si bien algunos hemos regresado a Iquitos luego
de terminar los estudios superiores, otros volvimos a salir por uno u otro
motivo, razón por la que actualmente estamos lejos de la que es también la principal ciudad de la Amazonía peruana.
Cierta melancolía por vivencias irrepetibles
Imagino, sin embargo, que muchos
como yo recordaremos especialmente estas fechas pues, casi sin darnos cuenta,
se están cumpliendo un año y dos décadas que dejamos de compartir experiencias y adquirir conocimientos en un recinto escolar y en una época que será irrepetible en nuestras vidas.
La educación de los Agustinos en la selva peruana
En unas aulas en las que no se
oirán más las voces de los padres Silvino Treceño Ríos, Maurilio Bernardo
Paniagua o Laureano Andrés Fresno, personajes que de una u otra manera han
dejado huellas en muchas generaciones de loretanos entre los que es posible
hasta incluir a muchos de nuestros padres.
Cómo no recordar también a
profesores como doña Margarita Tapullima, a don Juan Manuel Días Flores (papá
de mi ex compañero de aula Leif E. Díaz A.), a don Severo Linares Prado, a don
Víctor M. Velásquez Cárdenas, entre muchos otros, muchos de los cuales tenían una manera
peculiar y a mi modo de ver idónea de impartir clases.
Alan García en mis recuerdos de finales de 1986
Recuerdo, por otra parte, haber
escrito un artículo en la revista institucional que nuestra promoción publicó titulada “El Perú a un año del cambio”, en el que hacía un breve comentario del
poco más de un año de gobierno del entonces y actual presidente Alan García. Entre otras cosas decía que a
pesar de las buenas cosas que hasta entonces estaban ocurriendo, era prematuro
hacer una evaluación objetiva.
Los hechos posteriores me
dieron la razón, por lo que ahora espero hacerlo nuevamente el último año de su
actual gestión y, ahora sí, con comentarios alentadores.
Agustín de Hipona y su verdadero legado
Creo finalmente oportuno
terminar esgrimiendo que sería apropiado recordar y homenajear a nuestro santo
mentor, San Agustín, no sólo en campeonatos de fútbol que
suelen organizarse durante las celebraciones por el aniversario del colegio
cada 28 de agosto o después de las fiestas de Navidad, sino también en
jornadas, coloquios, charlas, etc. que permitan conocer y analizar los
pormenores de su conversión, o el mensaje que dejó impregnado en libros como Confesiones o La ciudad
de Dios.
Sobre todo ahora, época en la que parece escasear formación ética y
moral; y más aún teniendo en cuenta que es por eso que recordamos y
conocemos a Agustín de Hipona, no por sus vivencias previas que muchos pareciera que queremos también imitar.
Artículo publicado inicialmente en la Revista Riomar de Iquitos el
año 2006.